Uno de los debates más recurrentes en nuestra isla es el del modelo turístico, qué turismo queremos, cuanto, de qué calidad, cómo han de ser de grandes los hoteles, campos de golf si o no, y demás controversias que en el año 2023 todavía nos ocupan y preocupan. A estas alturas, en una región eminentemente turística y en el marco de una economía tanto regional como nacional donde el sector servicios es la locomotora del crecimiento, deberíamos tener claro que el turismo constituye una actividad económica a la que no podemos renunciar, ante la que debemos tener políticas proactivas y desterrar la idea de que es algo negativo. Nuestro evidente retraso en el desarrollo turístico nos permite tener una posición de privilegio para adoptar todas las medidas de seguridad necesarias para no caer en errores cometidos en otros lugares y sobre todo lo principal, poner en valor como destino turístico La Palma.
Desde Movimiento Alternativo Electoral (MAE) consideramos a La Palma en si misma un auténtico valor turístico, en base a su singularidad. Defendemos que La Palma tal y como es, constituye el mejor reclamo. Para ello debemos ser cuidadosos en su mantenimiento, lo cual ni mucho menos supone no hacer nada y dejarla como está. Todo lo contrario. Tenemos que adoptar políticas activas para conservar su belleza, bien rectificando acciones previas que no han ido en esa línea, como acciones dirigidas a conservar su imagen, esto es su paisaje, el cual sufre una amenaza que hasta ahora no hemos sabido parar, como es la continua ocupación del mismo por el rabo de gato, una planta invasora que coloniza nuestro territorio ante la pasividad de nuestras autoridades. Corremos el gravísimo riesgo de que el espacio abandonado, laderas, barrancos y acantilados presenten una imagen uniforme, lo cual constituye el principal problema paisajístico de nuestra isla. En una isla donde el turismo activo representa más del 90% de nuestros visitantes, desde las Administraciones Públicas se adoptan decisiones que van en contra de ese sector y por tanto del futuro turístico de nuestra isla. Determinadas acciones públicas como el asfaltado de pistas forestales sin orden ni planificación previa, pueden acabar en una desastrosa red de pistas forestales urbanizada. De la misma manera que no hay ciudad con calles sin asfaltar, vamos camino de que no haya pista forestal sin asfalto en La Palma. En esta línea, el cuidado y mantenimiento de la red de senderos junto con su promoción resultan claves de nuestro éxito.
La diferencia, lo singular, es decir La Palma, es lo que nos hará ser un destino único, diferente. La naturaleza ha configurado una isla con tantas singularidades que en su conjunto aportan un espacio que bien puede definirse por si mismo, diferente. Estimamos que lo diferente, lo original y hasta lo raro serán motivos para que cualquier viajero o turista nos mire y nos encuentre. A partir de ahí, la experiencia se conforma con la suma de factores. En primer lugar, agricultura, ganadería y restauración deberán aportar un producto de calidad para nuestra isla tenga un saber propio. Afortunadamente, ya sabemos que saben hacerlo bien, pero el apoyo de la Administraciones deberá reforzarse. El producto kilómetro cero debe ser una realidad y accesible en todo momento.
En cuanto a la planta alojativa de la isla, más allá del incremento del número de camas, debemos ser exigentes con la calidad, priorizando ésta a la cantidad. Somos la única isla canaria con aeropuerto internacional sin un hotel de cinco estrellas. Propugnamos que aquellas instalaciones hoteleras de mediana o gran dimensión presenten esa categoría. Compatible con el mismo son los pequeños establecimientos que permiten a sus propietarios convertirse en pequeños inversores turísticos. La prueba de que es posible y de sus beneficios están en la comarca noroeste. Sin duda, acompañando a lo anterior la apuesta por el turismo rural debe ser clara en nuestro territorio, protegiendo y defendiendo esta marca. No puede obviarse que si alguna tipología alojativa supusiera generar tensiones con el uso habitacional fijo, sin duda el derecho a la vivienda es prioritario.
Si tenemos sobradas razones para considerarnos un lugar visitable, la conectividad con la isla puede ser un problema menor, que aunque parece eterno, seguro que escuchando a todos los agentes implicados podremos solucionar entre todos.
No cabe duda que el Cabildo de La Palma debe asumir el liderazgo en la política turística de la isla, creyéndose que el objetivo es posible y cargando con toda la responsabilidad, porque a nadie le interesa más que a la vecindad de La Palma que nos convirtamos en un destino turístico importante, para los demás somos competencia.
Dulce García, candidata de M•AE al cabildo de la Palma